El gobierno de Cataluña ha propuesto que los niños que no vayan al comedor escolar y lleven su fiambrera deben abonar tres euros por el uso de las instalaciones. El gobierno valenciano, capaz de llevar a cabo cualquier barbaridad, concebida hasta el momento o no por el ser humano, se ha sumado y va a estudiarlo. ¿Recuerdan a Gila cuando llamaba al colegio de su hijo para ver si la factura recibida no sería la de un hotel, que se les haya traspapelado? Le cobraban hasta el por desgaste del patio. Este humorista genial fue un adelantado a su tiempo, vio el futuro de forma meridiana. Le sugería al director que los gastos de desgaste fueran compartidos porque también el niño se desgastará, digo yo. Hay que acudir al humor para responder a estas majaderías que nos proponen los políticos que padecemos. Se han creído que los ciudadanos debemos pagar hasta por respirar con el fin de poder pagar los privilegios de la clase política. Los niños pagarán por comer su propia comida para que los senadores cobren un sueldazo por no hacer nada. Pero nada de nada. O para mantener los miles de coches oficiales que usan nuestros mandatarios. O los incalculables teléfonos móviles públicos que se utilizan para uso privado. Y nadie se sonroja por todo esto. No sé si será el momento de usar las tarteras de los niños para otros usos. Por ejemplo, lanzamiento de fiambrera al político sinvergüenza más cercano.
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