25 de junio de 2012

Las berenjenas

En su libro BOCAS DEL TIEMPO, Eduardo Galeano nos regala, entre otros muchos, este texto:        

Instrucciones para triunfar en el oficio  
                                 
     Hace mil años, dijo el sultán de Persia:
-Qué rica.
El nunca había probado la berenjena, y la estaba comiendo en rodajas aderezadas con jengibre y hierbas del Nilo.
Entonces el poeta de la corte exaltó a la berenjena, que da placer a la boca y en el lecho hace milagros, y para las proezas del amor es más poderosa que el polvo de diente de tigre o el cuerno rallado de rinoceronte.
Un par de bocados después, el sultán dijo:
-Qué porquería.
Y entonces el poeta de la corte maldijo a la engañosa berenjena, que castiga la digestión, llena la cabeza de malos pensamientos y empuja a los hombres virtuosos al abismo del delirio y la locura.
-Recién llevaste a la berenjena al Paraíso, y ahora la estás echando al infierno -comentó un insidioso.
Y el poeta, que era un profeta de las ciencias de la comunicación, puso las cosas en su lugar:
-Yo soy cortesano del sultán. No soy cortesano de la berenjena.

    Lo primero que habría que reseñar es la enorme envidia al comprobar que alguien puede contar tanto en tan poco espacio. Porque al leer el texto, todos vemos reflejadas de golpe un montón de situaciones de la vida real y pública. Curioso este lapsus linguae de diferenciar entre la vida real y la pública. Sí, todos hemos visto arrastrarse a ese compañero en busca de prebendas y vemos con horror a nuestros políticos bendecir la línea del partido para seguir saliendo en la foto. Incluso los militantes adoptan, como si de una secta se tratara -¿no lo son?-, los argumentos de sus dirigentes y los defienden a capa y espada, aunque no se crean ni una palabra. La capacidad de alienación del hombre no tiene límites. 
   Los censores de las grandes dictaduras no tachaban los textos prohibidos por ideología, sino por supervivencia; querían seguir manteniendo sus cargos y sus privilegios. Y en eso no hay diferencia con las democracias. Se rechazan parrafos e ideas que molesten a los superiores...para seguir en el puesto y mantener intacto el feudo. O para incorporarse al club de los privilegiados, esos cargos con generoso sueldo, prebendas, derechos y exenciones, incluso inmunidad, nepotismo y fueros. Sin otro mérito que la obediencia ciega y debida. Hace poco les explicaba a mis alumnos la Revolución Francesa. Impresionados por la guillotina, preguntaban la razón de las decapitaciones. Al recordar las condiciones sociales de las clases populares, advertí que nuestra sociedad se parece cada día más a aquella. Unos pocos lo tienen todo y no dan cuentas de nada y otros muchos no tienen nada, ni lo van a tener. La desmantelación de la clase media puede acabar como el rosario de la aurora. O como la Revolución Francesa.

15 de junio de 2012

La leyenda del Gamonéu

  
    En Praga un par de turistas le preguntaron a un checo si el queso era un producto típico del país (sic). El hombre, muy prudente, salió con elegancia de aquella estrambótica consulta y se puso a ponderar el producto nacional.
   Desde el Neolítico el hombre ha tenido tiempo de elaborar distintos tipos de queso y de perfeccionarlos. El panorama es extensísimo y la calidad mejora continuamente en todo el mundo. Es difícil, por tanto, escoger uno entre tantos. Sin embargo, hay un queso por el que muchos sentimos una especial inclinación, incluso veneración. Los pastores del Oriente de Asturias suben en verano su ganado a Los Picos de Europa, conocidos sobre todo por Los Lagos de Covadonga. Allí pasan varios meses y elaboran un queso con la leche de oveja, cabra y vaca. Se cura en cuevas y adquiere unas manchas verdes, gracias al penicillium. Es muy graso pero no tan fuerte como un Cabrales. Es de una calidad extraordinaria y ha alcanzado precios de más de cuarenta euros el kilo. Sin embargo, el pastoreo es una actividad en notable retroceso y, por lo tanto, la producción de este queso singular está en vías de extinción.
   Se han creado fábricas que pretenden imitarlo y se llama Gamonéu del Valle, aunque no lo consiguen en absoluto. Pero la demanda es muy grande; la gente lo persigue con ansiedad y hay intentos también de mezclar el uso de la fábrica con la curación en la cueva. Todos lo buscan pero nadie lo encuentra.
   El escritor y periodista Juan Cruz fue a Edimburgo con la misión de entrevistar a la difícil J.K. Rowling. En recuerdo de la concesión del Premio Príncipe de Asturias de la Concordia, le aconsejaron que llevara un queso de este tipo para romper el hielo y, no sé si sería la magia del Gamonéu o la de Harry Potter, pero el encuentro fue un éxito. Y hay que destacar que ha sido la única entrevista concedida a un medio español, el diario El País. Ya vemos hasta donde llegan los mágicos efectos de tan preciado producto, que lleva camino debido a su ausencia, de convertirse en una leyenda. La leyenda del Gamonéu.




5 de junio de 2012

Nacho Manzano


   Nacho Manzano se fue desde su recóndita aldea natal a Gijón con quince años para aprender el oficio de cocinero. En el año 1993 volvió a su casa y transformó la tienda bar familiar en un restaurante. Seis años después sorprendió a media España con una estrella Michelín. El diario El País publicó la noticia asombrándose de que la famosa y quisquillosa guía concediera una estrella a un restaurante con unas instalaciones tan modestas. Pero el talento es el talento y Nacho Manzano hizo saltar la banca de la gastronomía. A partir de entonces una carrera desenfrenada de trabajo y diversas mejoras en su local diseñaron esta portada de la prensa en 2010: Casa Marcial consigue su segunda estrella Michelín. Conviene recordar y destacar que solo existen en España siete restaurantes con tres galardones de este tipo y otros once con dos; había entrado en el olimpo de la cocina.
   Apoyado en su familia, busca en sus creaciones la raíz de los sabores de siempre. Aquí no hay especulación, sino unas ideas muy claras y una creatividad ilimitada. Claro que la cocina puede ser arte; el que tenga alguna duda, que busque en un mapa de Asturias una aldea llamada La Salgar, se acerque a este paraje retirado del mundanal ruido y disfrute sentado en una mesa. Además podrá comprobar que Nacho sigue siendo el mismo de siempre.



"El talento se desarrolla en lugares tranquilos, el carácter en el tumultuoso curso de la vida." 
Goethe.