Los países nórdicos viven muy apegados a la pesca. Forma parte de su historia y de su cultura. En la Islas Lofoten la llegada del bacalao en invierno tiene una marca nítida en su calendario. Vienen desde el Oceano Ártico para desovar en estas aguas limpias y templadas. Durante este viaje de miles de kilómetros su alimentación varía y sus músculos se ejercitan al máximo. Su carne es firme, muy blanca, con una textura especial y el punto de grasa adecuado. Esto unido al mimo con el que se cuida el producto -pescado en el momento del desove de forma limitada y con una supervisión esmerada del género hasta que llegue al consumidor- lo convierte en una maravilla gastronómica.
En el pintoresco pueblo asturiano de Lastres varios restaurantes llevan por segundo año consecutivo presentando unas jornadas sobre este tipo de bacalao. Nos acercamos hasta El Cafetín y disfrutamos de un menú generoso y realmente exquisito. Semicarpaccio, marinado en ensalada, cebollas rellenas, en raviolis, al pilpil, a la brasa. Una exhibición y un deleite para los sentidos.