16 de septiembre de 2013

Relaxing cup of café con leche

   Sí, ya sé que se han escrito páginas y páginas sobre el tema pero la tentación de crear una más es irresistible. Todo el mundo conoce las bondades de un café, té o cualquier tipo de infusión después de una comida, especialmente si es copiosa. Claro que a mí me habían contado que el café tenía cafeína, un excitante del que no hay que abusar pero es posible que a algunas personas les relaje, no lo sé.
   El problema de la intervención de la alcaldesa a la que nadie ha votado para serlo no es que no sepa inglés, aunque ocupando un cargo como ese la verdad es que se podía haber preocupado de estudiarlo. Pero no pasa nada, ningún presidente de gobierno español se ha defendido en esta lengua universal. Al fin y al cabo es una nación con un gran retraso en la enseñanza de idiomas, aún conservamos prácticas tan pintorescas como doblar las películas. Uno puede usar intérpretes y, sin dar una imagen brillante, salir del paso, si el discurso está a la altura del momento. Escribía por tanto que lo más grave no es ignorar el inglés, sino la penosa y lamentable imagen que ha ofrecido esta señora ante el mundo. ¿Qué pensarían los miembros del COI ante aquella sucesión infinita de mamarrachadas? ¿Cómo nos verán a los españoles después de ese ridículo descomunal, que ningún humorista, ni el más brillante, hubiera sido capaz de crear? ¿En qué mundo viven nuestros políticos que son capaces de llegar a situaciones tan grotescas, recuperando con alborozo el esperpento, no como género literario, sino como autorretrato?
   Se habla mucho de la falta de una segunda transición que regenere el mapa político. Si no se produce pronto, las consecuencias pueden ser muy graves, no sé si esta democracia tan joven y tan maltratada podrá resistirlo.
   Para finalizar, un par de preguntas muy fáciles. ¿Cuál es la pareja del gato? Muy bien, la gata. ¿Y la pareja de la mamarracha? Muuuuy bien, ¡el mamarracho!