Los que disfrutamos con esta tontería improductiva de la lectura cambiaríamos, en muchas ocasiones, una buena mariscada -manjar supremo, cámbielo en su caso por alguna de sus debilidades culinarias- por unas líneas que nos emocionen. Y eso es lo que me ha ocurrido con ENTRE CIELO Y TIERRA de Jón Kalman Stefánsson, heredero directo de Halldór Laxnes y de las sagas islandesas. Dudo en recomendarlo porque no es fácil su digestión sin haber paseado de la mano con sus ascendientes literarios o por los campos de aquella tierra recóndita, ideal para criar rebaños de esfinges impasibles y distantes. La crudeza y el relativo hermetismo habituales en estas narraciones se ven, esta vez, acompañados de delicadas perlas intercaladas de forma aparentemente casual, pero engarzadas con una precisión milimétrica. La delicadeza frente a la frialdad. Lírica frente a épica.
Y ya que he lanzado el farol, tendré que afrontarlo. Puestos a ofrecer sacrificios y trueques, hubiera cambiado esta lectura por una exquisita cena de cigalas en Islandia. Eran deliciosas pero hay que mantener el tipo y las apuestas. Lo que no cambio es la excursion posterior a un glaciar del tamaño de Cantabria, después de subir en un vehículo extraterrestre de ruedas gigantescas las mayores pendientes que ningún mortal pueda imaginar. Aquella escalada fue y será inolvidable y el espectáculo ofrecido tras recorrer varias leguas por la nieve en parajes insólitos quedará grabado en la memoria para siempre. Gracias al sol de medianoche, allí estábamos en el aquel confín de los confines a las dos de la mañana, esperando con fe inquebrantable que los kilómetros de hielo bajo nuestros pies siguieran allí al menos unas horas más, después de forjarse en tiempos inmemoriales. Gracias a esta pequeña aventura recuerdas lo pensado anteriormente en otros parajes singulares: el hombre es una parte ínfima de la naturaleza. Bueno, quizá ni eso.
Pero la grandeza de la literatura nos permite recurrir a estas experiencias en cualquier momento, no hay que volver al fin del mundo, basta con estirar el brazo, cerrar la mano con el citado u otro libro entre los dedos...y leer, leer por ejemplo: "Sigurdur tiene farmacia y librería en el mismo local, los libros están tan impregnados de olor a medicina que sanamos de todos los males con sólo olerlos, así que dime si no es sano leer libros."
"Quizá nunca se pueda comprar lo que más importa, no, claro que no, y es una auténtica lástima, o mejor dicho, es una suerte." |
"Lo que es dulce todo el tiempo siempre nos entristece al final." |
"La mayor parte de los pueblos islandeses se construyeron sobre huesos de bacalao, que son los pilares de la bóveda de los sueños." |
"¿Cómo es posible vivir sin tener el mar ante los ojos?" |
"Además, las noches de invierno son largas aquí, tienden la oscuridad entre las cumbres de las montañas, los niños se duermen y la calma es ensordecedora, tenemos tiempo para leer, para pensar." |
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